Aprobada por las autoridades sanitarias de la Unión Europea y de Estados
Unidos, la
tecnología Thermage, también llamada Thermacool, está haciendo
furor. Logra resultados que hasta hace poco tiempo parecían imposibles de
alcanzar sin pasar por una operación compleja, que implicaba postoperatorio,
tiempo de reposo, medicación complementaria y, sobre todo, la evidencia de
los rasgos modificados. ¿El comentario obligado? “Algo te hiciste”.
Pero esta nueva técnica, aseguran, viene a cambiar el panorama: su uso
mejora notablemente el estado de la piel, pero no altera radicalmente la
fisonomía. Es un método no invasivo, totalmente seguro e indoloro, que no
requiere anestesia, no deja marcas ni enrojece la piel.
¿Cómo actúa?
Produce la retracción de las fibras de colágeno, lo que genera un efecto
lifting en las zonas caídas, un efecto propio del paso de los años, cuando
la piel pierde sus tensores naturales. Los resultados son visibles pero no
milagrosos: una piel con huellas demasiado marcadas de envejecimiento va a
ser mucho más beneficiada por una intervención quirúrgica. Pero hay muchos
otros casos donde Thermage hace maravillas. “Es importante aclarar que
tampoco actúa sobre manchas o arrugas profundas, ya que no es ese el
objetivo. Lo que sí mejora notoriamente es la calidad general de la piel, la
flaccidez cutánea y las arrugas finas”, explica el Dr. Fernando Stengel,
jefe de dermatología del CEMIC, responsable del primer equipo que trajo
Thermage a nuestro país junto con el Dr. Federico Zapata, cirujano plástico.
“Nosotros ya estamos viendo resultados en personas que se hicieron el
tratamiento hace 6 meses y son realmente espectaculares, siempre y cuando
los candidatos sean los correctos. Ahora bien, si las personas vienen con
falsas expectativas hay que detectarlas, porque les hagas lo que les hagas
no van a estar conformes”, advierte el doctor Zapata.
Lo que sí hace
Thermage es reducir los signos de envejecimiento de la piel,
dándole una apariencia más fresca y juvenil. Se trata de una tecnología de
avanzada que aplica calor profundo sin dañar la epidermis. Es un emisor de
radiofrecuencias que calienta las capas inferiores de la piel y provoca la
contracción del colágeno y de la elastina, moléculas encargadas de
constituir la matriz que soporta las estructuras de la piel y da forma al
contorno facial. Así, se forman nuevas fibras que toman el lugar de las ya
envejecidas. Con sólo posar la punta del cabezal del sofisticado aparato
sobre la cara de la paciente, el sistema determina con exactitud el tipo de
piel de la persona y ajusta la intensidad de la radiofrecuencia a sus
características individuales.
Para el Dr. Daniel Sokolowicz, cirujano de Lasermed, esta tecnología es
“para gente que no desea operarse y no tiene una gran flaccidez. La gran
novedad es la posibilidad de –en vez de inyectar calor directo que quemaría
la piel– insertar energía, que se transforma en calor, y que el calor por un
proceso de frío se neutralice en las capas superficiales. El resultado se ve
a partir de la 4ta. semana hasta el 6to. mes”.
También se utiliza en el tratamiento del acné activo “porque también actúa
sobre las glándulas sebáceas. Sin embargo, la función más requerida
obviamente es la del mejoramiento del contorno facial. Es remodelamiento,
retracción y formación del ángulo mandibular. Al producir retracción mejora
la flaccidez del rostro. Lo que tiene que quedar claro es que, al no ser
quirúrgico, los efectos son menos drásticos que si realizara un lifting”,
afirma la Dra. Velia Lemel, dermatóloga, una de los tres especialistas que
disponen de esta tecnología en el país.
Se realiza en una sola sesión y es muy simple: no requiere análisis previos,
tests de alergia ni la asepsia propia de prácticas invasivas. El paciente se
acuesta en una camilla durante 1 hora y media, tiempo en el cual puede
conversar con el médico, quien antes de aplicar el calor le dibuja una
grilla sobre la piel con tinta lavable, que va a servir de guía para la
aplicación de los pulsos. El equipo emite energía por radiofrecuencia con
una sofisticada punta descartable que se apoya directamente sobre la piel.
Según el lugar que se quiera reforzar, se apoya más de una vez, como un
sello que se coloca y se retira inmediatamente, pero sin ejercer presión. La
vida útil de cada punta, que mide 1 cm de diámetro, es de 85 minutos, tiempo
después del cual hay que desecharla porque el aparato no la reconoce. “La
sensación exacta del pulso, que dura pocos segundos, es de calor-frío-calor:
ocurre que el frío es tan sutil que casi no se siente. De todas maneras,
también se puede regular la emisión de la energía, ya que cada paciente
tiene una tolerancia diferente”, explica la doctora Lemel. ”Se puede hacer
en cualquier momento del año, no importa si la piel está bronceada o si la
persona va a salir al sol después de hacerse el tratamiento. Además, puede
terminar la sesión y ponerse base de maquillaje, no porque haya que tapar
nada, pero si tiene ganas de maquillarse puede hacerlo”, concluye la
especialista. Es un tratamiento seguro, sólo contraindicado para pacientes
con marcapasos.
¿REEMPLAZO DEL LIFTING?
Los especialistas que realizan
Thermage en nuestro país coinciden en que,
haciendo las salvedades pertinentes, se puede hablar de un efecto similar al
del lifting, aunque más sutil. “Se está diciendo que lo reemplaza, pero no
es así. Es una herramienta diferente, ideal para gente que no quiere o no
puede operarse, o para quienes todavía no necesitan pasar por un quirófano
pero quieren un cambio. Thermage actúa a otro nivel: en el lifting se llega
al nivel muscular pero no se hace nada con la calidad de la piel. La
radiofrecuencia no va más allá de la dermis, es decir, no actúa a nivel del
músculo, pero mejora el colágeno, lo que produce esta retracción de la que
hablamos y un cambio significativo en el aspecto general de la piel”,
explica el Dr. Daniel Sokolowicz, cirujano y miembro del equipo de Lasermed.
Para Lemel, “es un lifting por calor, pero entre comillas. Si lo entendés
como algo sutil, que no es comparable con lo quirúrgico, podés decir que es
un
lifting. Ahora bien, si se piensa que los resultados son los mismos que
cuando se pasa por un quirófano, se está en un error”.
Por otra parte, tampoco es correcto pensar que todas necesitamos una cirugía
para mejorar los signos del envejecimiento. “Cuando los tejidos se ponen
fláccidos, la fuerza de gravedad atrae todo para abajo. Si a eso se agrega
que aparecen arrugas, la imagen del envejecimiento queda clara. Pero hay
otra cosa que también ocurre y de la que se habla muy poco: aparte de la
flaccidez de los tejidos, con los años se pierde volumen. Con la edad, no
sólo se cae la piel sino que los tejidos se afinan. Por eso, uno de los
problemas de una operación es que si no se agrega un relleno, la cara queda
como planchada, los ojos se achinan y la evidencia de que esa persona pasó
por el quirófano es total”, advierte el doctor Stengel.
Para todos los especialistas, es ideal detectar con precisión los candidatos
correctos para este procedimiento. Son quienes quieren mejorar los surcos
nasogenianos, el tercio inferior de la cara, el contorno facial, levantar la
flaccidez de la piel y del cuello. También ayuda a elevar la zona de cola de
cejas y el famoso efecto “perrito bulldog”, esa piel que se acumula a los
costados del mentón. “Hay gente que no es candidata, por ejemplo pacientes
muy grandes. El candidato ideal tiene hasta 60 años. Sin embargo, hay gente
de más edad que no viene con tanta expectativa, sino que quiere un cambio
sutil: para ellos también sirve”, explica el doctor Zapata.
Desde el punto de vista de la medicina, no existe un único procedimiento que
solucione las huellas del paso del tiempo. Es una combinación de diferentes
métodos lo que realmente da buenos resultados. En los últimos años, la
aparición de la toxina butolínica y del láser aportó diferentes soluciones
para diversos problemas y todos los especialistas coinciden en que una buena
combinación de estos métodos da los mejores resultados.
“Si una persona tiene tejidos muy caídos no puede, por más que contraiga sus
fibras de colágeno, levantar nada. Hay que insistir en la complementariedad
de métodos y no pensar en Thermage como el nuevo lifting que deja en el
pasado todo lo demás”, explica el doctor Stengel.
Thermage es un estímulo al organismo para que responda a la energía
aplicada, lo que en cierto modo hace más difícil garantizar un resultado, ya
que depende del nivel de respuesta de cada persona. Alguien que tiene la
piel bien hidratada va a tener una resistencia distinta a quien la tiene
seca. Por ahora, un nuevo campo de tecnología que abre más esperanzas y
expectativas al deseo de ser, si no eternamente, joven durante muchos años
más.
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