Se recomienda a pacientes que desean una mayor
armonía facial, y cuentan con un rostro angosto o chato. Es una cirugía que
data de 1956, por lo que los resultados estéticos han sido probados con el
correr del tiempo. En cuanto a las diferentes prácticas, existen grandes
diferencias, principalmente debido a la naturaleza de cada material.
La
silicona no se integra a la estructura del
rostro, y su independencia permite ser extraída con mayor facilidad. La hidroxiapatita, en cambio, afecta a la estructura ósea, integrándose en el
hueso, lo cual la convierte en un procedimiento más orgánico.
El implante de pómulos puede combinarse
con cualquier cirugía facial, desde
liftings hasta cirugía de párpados. De
hecho, se lo considera como un conveniente complemento de cualquier cirugía
de
rejuvenecimiento facial.
Esto hará que la incisión se produzca en
el lugar adecuado para la operación con la cual se combine. De no combinarse
con ninguna, el implante se colocará a través de pequeñas incisiones en la
boca o en los párpados inferiores, realizando un bolsillo interno, delante o
debajo del hueso del pómulo.
Si el paciente eligió al cirujano correcto y la cirugía resultó exitosa, no
existen mayores complicaciones que alguna infección propia del
procedimiento, aunque no suele ser algo corriente, y el paciente podrá ver
los resultados definitivos una vez transcurrido el período de postoperatorio
particular de acuerdo a la complejidad de la operación, una vez que se
deshincha el rostro.
Fuente
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