Historia
Hasta que apareció la
liposucción, el exceso de grasa se trataba
extirpándolo junto con la piel (dermolipectomias) dejando, en consecuencia,
grandes cicatrices. Esta técnica fue inventada por el Ginecologo italiano,
Giorgio Fischer, en 1974.1 pero fue el cirujano francés Gerard Yves Illouz,
en 1977, el primero en utilizarla con fines estéticos. Illouz acopló una
cánula a un aspirador e introduciéndola bajo la piel, con movimientos de
vaivén, el tejido graso era desprendido y aspirado.
Desde su introducción se han producido modificaciones y novedades en lo
referente a cánulas, aspiradores, anestesia, y sobre todo, indicaciones más
precisas. En 1985 el dermatólogo Jeffrey Klein inventa la
liposuccion
tumescente o
método humedo.
La
Liposucción Ultrasónica fue introducida 1982 cuando en EUA el cirujano
W.P. Coleman describe la técnica usando cánulas vibratorias con la ventaja
de proteger los tejidos. Los efectos clínicos de los ultrasonidos eran
conocidos desde hacía tiempo en Fisioterapia, dónde se utilizaba el efecto
de calentamiento generado por las ondas ultrasónicas en el tratamiento de
lesiones musculo-esqueléticas. Basándose en este principio se desarrollan liposuctores ultrasónicos que realizan una destrucción selectiva de las
células, preservando vasos y nervios. Esta especificidad es debida al
distinto cociente de absorción de energía ultrasónica que presentan las
células del cuerpo humano. En 1993 Zocchi desarrolló la técnica interna. En
el 2000 un estudio ( Lawrence y Cox)) no indicó que la técnica con
ultrasonido sea mejor que la convencional o que sea esencial para facilitar
la
extracción de grasa.
Al principio esta intervención se practicaba con anestesia general. La
liposucción era realizada sólo en las porciones más profundas de la grasa y
se empleaban cánulas de gran diámetro. Si el cirujano se acercaba
excesivamente a la piel existía, debido al tamaño de las cánulas, un alto
riesgo de irregularidades. La intervención era muy traumática y la paciente
se quedaba varios días ingresada en la Clínica y las transfusiones de sangre
eran prácticamente la norma. Actualmente la mayoría de las intervenciones se
realizan bajo anestesia local o loco-regional. Las cánulas son de pequeño
diámetro permitiendo realizar liposucciones superficiales con escaso riesgo
de irregularidades. La intervención se realiza de forma ambulatoria en
prácticamente todos los casos y la pérdida de sangre no es significativa.
Técnicas
Bajo el mismo principio se utilizan varias técnicas de liposucción: con
jeringa, con ultrasonidos, con
fibroliposucción y con la ayuda del Láser.
Puede realizarse en la grasa superficial y en la grasa profunda.
La
Liposucción Ultrasónica es aplicada en tratamientos corporales de
lipodistrofias localizadas, celulitis y principalmente postliposucción, para
reducir las irregularidades.
Durante la operación, el cirujano recorre primero con una cánula cada sector
de la zona que se va a lipoaspirar (que ha sido previamente marcada) e
inyectará una solución líquida. Esta solución está formada de anestesia, una
droga que contrae los vasos sanguíneos y una solución salina que ayudará a
desprender la grasa de la piel y del músculo, disolviéndola y convirtiéndola
en un líquido viscoso. Más tarde, se procederá a retirar este líquido
mediante un procedimiento de succión, a través de una cánula que previamente
se ha introducido y que está conectada a una máquina de aspiración.
Una
liposucción dura habitualmente entre 1 y 3 horas, aunque el tiempo
definitivo dependerá del tipo de liposucción y la técnica que se va a
utilizar. Como en cualquier otra cirugía, se utiliza anestesia local o
general.
Cuidados posoperatorios
Una vez terminada la liposucción, el paciente podrá volver a sus tareas
habituales en un tiempo que dependerá de la operación que se ha realizado y
del paciente (este periodo podrá variar entre uno y varios días). Durante
las siguientes semanas, el paciente no deberá hacer esfuerzos y deberá
proteger la zona lipoaspirada utilizando una faja especial y unas compresas
elásticas que recomendará el cirujano.
Durante los primeros días, podrá atenuar el dolor o incomodidad con
masajes.
Los resultados podrán empezar a verse a partir de los dos meses, aunque el
aspecto definitivo no se verá antes de los seis.
Finalidad
La liposucción no debe considerarse como una cura de la obesidad, sino como
una cirugía estética que podrá quitar la grasa acumulada que se encuentra en
lugares indeseados. Habitualmente la liposucción se lleva a cabo en el
abdomen, en las caderas y en los muslos, aunque también puede realizarse en
otros lugares como brazos, rodillas, tobillos, papada o rostro.
La
cirugía estética debe realizarse en personas que gozan de un buen estado
de salud. El propósito primordial es eliminar grasa corporal con el fin de
eliminar lipodistrofias o celulitis, moldear el cuerpo del paciente y en
menor medida reducir el peso pues estrictamente no es un tratamiento para el
control de la obesidad y el tejido adiposo no se extrae de todo el cuerpo,
sino tan sólo de algunas zonas, siendo las más comunes el abdomen, los
muslos, las nalgas, los brazos y el cuello.
La liposucción permite la posibilidad de la recolocar parte de la grasa
superflua extraída como injerto. Es decir que la grasa extraida se vuelve a
infiltrar en otras zonas corporales para darles mejor volumen y forma con
fines estéticos, con lo cual se habla de
lipoescultura.
Complicaciones
Como todo procedimiento quirúrgico la liposucción tiene riesgos inherentes y
que en la mayoría de casos pueden evitarse con una técnica quirúrgica
meticulosa y un
análisis prequirúrgico cuidadoso.
Las complicaciones mayores son la hemorragia que puede causar choque
hipovolémico, la trombosis venosa y el subsecuente embolismo pulmonar asi
como embolismo graso, el edema pulmonar y el infarto cardíaco.
Localmente, en las áreas intervenidas, también se presentan deformidades o
irregularidades del contorno,
hipoestesia de la piel localizada sobre el
área liposuccionada (que puede durar meses en recuperarse), equimosis
extensas que pueden resolverse parcialmente quedando manchas por acumulación
de hemosiderina, aparición de seromas, las infecciones que van desde las
leves hasta hasta las correspondientes a una
fascitis necrotizante.
Las fallas en la técnica también puede llevar a asimetrías, quedando una
zona del cuerpo más prominente que la otra, a sobrecorrección que deja una
depresión en la piel y que luego hay que corregirla con un lipoimplante o a
falta de corrección, teniendo que hacer una segunda liposucción.
Mortalidad
La incidencia de mortalidad global se estimaba en 2 por 100.000; sin
embargo, en reportes publicados recientemente se estima en 1 en 5200 casos
aproximadamente. Un estudio, publicado por la Revista de la Sociedad
Estadounidense de Cirujanos Plásticos y de Reconstrucción en el 2000, indicó
que ésta operación tiene una tasa de mortalidad entre 20 y 60 veces más alta
que una intervención quirúrgica normal pues la la tasa de mortalidad
encontrada fue de 20 por cada 100.000 o de 1 por 5000 casos.
Fuente
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