De
textura viscosa, existe en la sinovia, humor vítreo y tejido conjuntivo
colágeno de numerosos organismos y es una importante
glucoproteína en la
homeostasis articular. En seres humanos destaca su concentración en las
articulaciones, los cartílagos y la piel. En un hombre medio de 70
kilogramos de peso puede haber una cantidad total de 15 gramos de ácido hialurónico en su cuerpo, y un tercio de éste se degrada y sintetiza cada
día.
Está constituido por cadenas de carbohidratos complejos, en concreto unos
50000 disacáridos de N-acetilglucosamina y ácido glucurónico por molécula.
y deriva de la unión de amino azúcares y
ácidos urónicos. Esta cadena se
sitúa formando espirales con un peso molecular medio de 2 a 4 millones.
Presenta la propiedad de retener grandes cantidades de agua y de adoptar una
conformación extendida en disolución, por lo que son útiles a la hora de
acojinar o lubricar. Estas propiedades se consiguen gracias al gran número
de grupos OH y de cargas negativas de esta molécula, lo que permite, por el
establecimiento de fuerzas de repulsión, que se conserven relativamente
separadas entre sí las cadenas de carbohidratos.
Algunas bacterias patógenas desarrollan
hialuronidasa convirtiéndose en un
factor de virulencia ya que esta enzima hidroliza el ácido hialurónico de la
matriz extracelular.
Historia
En 1934 el farmacéutico alemán Karl Meyer y su colega John Palmer, doctores
de la Universidad de Columbia (Nueva York) lograron aislar en el laboratorio
de oftalmología de la universidad4 una sustancia hasta entonces desconocida
a partir del cuerpo vítreo de los ojos de las vacas. Descubrieron que esta
sustancia contenía dos macromoléculas de azúcar, y que una de ellas era
ácido urónico. A raíz de esto tomaron la decisión de darle el nombre de
ácido hialurónico a partir de las palabras hialoide" (vítreo) y ácido
urónico. La sustancia, que ayudaba al ojo a conservar su forma, era
sumamente viscosa, lo que hizo sospechar a Meyes que podría tener algún
empleo terapéutico. Sin embargo su extracción a partir de los ojos de las
vacas no era factible comercialmente.
El
ácido hialurónico fue utilizado por primera vez con fines comerciales en
1942, cuando el científico húngaro Endre Balazs utilizó las técnicas de
Meyer para sintetizar el ácido de las crestas de los gallos, que hoy día
continúa siendo una de las fuentes de ácido hialurónico más provechosas.
Interesado por el compuesto patentó el primer uso de este ácido: sucedáneo
de la clara de huevo en los productos de pastelería. Balazs llevó a cabo la
mayor parte de los descubrimientos sobre hialurónico durante los últimos
cincuenta años, habiendo sido premiado por su carrera en numerosas ocasiones
e incluso le han puesto su nombre a los premios de la Sociedad Internacional
de Investigación Ocular (International Society for Eye Research).
Uso cosmético
Su uso en cosmética, el sector de mayor demanda, se conoce desde 1996,
aunque cubre múltiples necesidades. El
ácido hialurónico posee la capacidad
de retener el agua en un porcentaje equivalente a miles de veces su peso. Es
por ello que se emplea para hidratación de la epidermis ya que reconstituye
las fibras que sostienen los tejidos de la piel. Por ello, en crema previene
arrugas y ayuda a retener el agua.
Uso médico y terapéutico
En la farmacopea de numerosos países se utiliza como cicatrizante de heridas
y úlceras de decúbito en aplicación tópica. Se encuentra incluido dentro del
grupo D03 del código internacional ATC, concretamente con el código D03AX05.
También se utiliza en la
viscososuplementación, una técnica para sustituir
el líquido sinovial perdido durante las artroscopias y como tópico o en
sesiones de mesoterapia.
El uso principal del ácido hialurónico en medicina (en cuanto a número de
veces, no en importancia médica), es como material de relleno en cirugía y
odontología estética, utilizándose en implantes y rellenos. Este material,
además de alisar los pliegues subcutáneos estimula la producción de
colágeno, lo que multiplica y prolonga el resultado rejuvenecedor. Su
utilización destaca en relleno y contorneado de los labios y pómulos, así
como para alisar la frente y las marcas cutáneas aunque también se
administra para reducir las cicatrices del acné severo y otros problemas
cutáneos que ocasionen pérdida de piel.10 El ácido hialurónico se
inyecta
donde no hay músculo justo bajo la piel donde está la
arruga.
Así mismo, se emplea en clínicas de fertilidad, en el aumento de volumen de
los tejidos y como suplemento nutricional para las articulaciones en
tratamientos por dolores en las mismas o con osteoartritis y para el tejido
conjuntivo o conectivo. El ácido hialurónico puede también eliminar los
radicales libres, los subproductos dañinos para el tejido derivados del
metabolismo del oxígeno, que pueden provocar
inflamaciones y
cáncer. También
en la cirugía ocular veterinaria.
Investigaciones
Efectos a medio y largo plazo
Un equipo de investigadores de la Universidad de Míchigan seleccionó un
grupo de voluntarias sanas con una media de edad de 74 años y una piel
aceptable, y les inyectaron ácido hialurónico en varios puntos de uno de los
antebrazos. En el otro, las participantes recibieron únicamente suero salino
como placebo. Transcurridas unas cuatro semanas realizaron una biopsia que
repitieron a los dos meses y medio para evaluar el estado de la piel de las
mujeres. El
ácido hialurónico había ocupado el hueco que había dejado el
colágeno perdido, como venía siendo de esperar, pero además estimuló la
producción de esta proteína cutánea mediante el esponjamiento de los
fibroblastos. Este doble efecto explica por qué los efectos del ácido
hialurónico son acumulativos y se notan más pasado entres seis meses y un
año desde las inyecciones.
Desde mi punto de vista, los datos del trabajo confirman y dan validez a lo
que los especialistas hemos estado observando en la consulta [una mejoría a
medio y largo plazo, más que inmediata].
William Coleman, profesor de Dermatología de la Universidad de Tulane.
El experimento ha sido criticado por haberse aplicado únicamente a un grupo
reducido y que se aplicaron en el brazo de las participantes y no en las
zonas en las que normalmente se inocula en las
consultas médicas. Sin
embargo, los expertos defienden que no hay evidencias de que los efectos
logrados en esta zona y el funcionamiento de esta sustancia no vayan a ser
los mismos en la piel del rostro.
Uso en atletas
El efecto del
ácido hialurónico en las articulaciones puede acelerar la
recuperación después de un esguince de tobillo según conclusiones extraídas
de un experimento realizado en Canadá.
El equipo dirigido por el doctor Robert J. Petrella, de la Universidad de
Western Ontario dividió al azar en dos grupos a 158 atletas con esguince de
tobillo. Un grupo recibió inyecciones de ácido hialurónico y el otro un
placebo. Todos los participantes recibieron la terapia RICE estándar con
sujeción o yeso en el tobillo, según fuera necesario. El equipo controló a
los pacientes durante 90 días.
El 90 por ciento de los atletas que recibió ácido hialurónico volvió a
entrenar a los ocho días, frente al 71 por ciento de aquellos que recibieron
placebo. Los atletas competitivos que recibieron las inyecciones después de
un esguince de tobillo pudieron volver al deporte a los 11 días, comparados
con los 17 días que necesitaron aquellos que recibieron inyecciones de
placebo.
Los resultados concluyeron con que el ácido hialurónico formaría un tipo de
cicatriz en los ligamentos del tobillo lesionado. En Estados Unidos, Canadá
y otros países se está solicitando a las autoridades regulatorias la
aprobación del uso del ácido hialurónico para tratar el
esguince de tobillo.
Uso en artrosis de rodilla
Los autores de este trabajo examinaron los efectos de inyecciones
intraarticulares de hialurónico GF-20 en la concentración de hialurónico en
el líquido sinovial, viscosidad, y elasticidad a los 6 meses en pacientes
con artrosis media a moderada de las rodillas. Se tomaron pacientes con
artrosis sintomática de rodilla con un nivel 1-2 según la escala
Internacional de la Sociedad de Osteoartritis, a los que se aspiró líquido
sinovial antes y a los 3 y 6 meses tras la inyección de hialurónico.
Las muestras que se consiguieron de 32 extracciones de los 60 pacientes que
iniciaron el estudio (15 hombres y 17 mujeres con una media de edad de 65
años) a los 3 meses después de la inyección mostraron que concentración
media de hialurónico aumentó un 13%. También se dispuso de suficiente
líquido sinovial en 19 de estos pacientes a los 6 meses tras la inyección con
un incremento del 10% (p < 0,053).
Estos resultados sugieren que un posible mecanismo de acción para la
viscosuplementación es promover la producción endógena de hialurónico,
facilitando la mejora de los pacientes con artrosis.
De igual manera, desde los años 70 el
ácido hialurónico ha sido inyectado en
las rodillas de caballos de carreras artríticos para reducir la inflamación.
Producción de derivados
Durante los últimos años se ha utilizado la biotecnología para desarrollar
los derivados del ácido hialurónico con dimensiones moleculares específicas
en vías de aumentar más aún sus funciones. Los autores apuntan que este
material puede ser beneficioso en el tratamiento de otras alteraciones
cutáneas caracterizadas por la atrofia y la pérdida de colágeno, como la
lipodistrofia ocasionada por el
VIH o por el uso de terapias tópicas con
esteroides.
Fuente
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